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Blogs de Aventura en la Montaña

¿Qué es el Mal Agudo de Montaña (MAM) o Mal de Altura? y como prevenirlo



El Mal Agudo de Montaña (MAM), también llamado Mal de Altura, es una enfermedad y sintomatología de gravedad variable, relacionada con la hipoxia (escasez de oxígeno) debida a la altitud. Puede aparecer en muchas personas que se expongan a altitudes habitualmente superiores a los 2,500 msnm, aunque se han descrito casos a partir de los 1,800 msnm en personas muy sensibles.


Antes de comenzar nuestro blog, es importante que repasemos algunas cosas con respecto a la presión y la temperatura.

Presión Atmosférica.


Es la fuerza que ejerce el aire que forma la atmósfera sobre la superficie terrestre y sobre todo cuerpo que se encuentre en ella.


La composición del aire no varía con la altitud, podemos considerar de manera general que el aire ambiental está compuesto de 21% de Oxígeno y 79% de Nitrógeno, dejando fuera a otros gases que también conforman el aire, pero en unos niveles muy bajos. Al nivel del mar, la concentración de oxígeno es del 21%, concentración que se mantiene constante independientemente de la altitud a la que nos encontremos (al menos hasta la estratosfera, 11 km de espesor). Por lo tanto, a 6,000 msnm la concentración de oxígeno del aire ambiente es también del 21%.


A nivel del mar, la presión atmosférica es mayor, lo que provoca que las moléculas que componen el aire, se encuentren más juntas, es decir, el aire es más denso. Al ir subiendo, la Presión Atmosférica va disminuyendo y ello trae consigo que la presión sobre los componentes del aire sea menor; las moléculas del aire (Oxígeno y Nitrógeno) estarán ahora más separadas aunque seguirán manteniendo la misma proporción, 21% del Oxígeno y 79% de Nitrógeno. Ahora bien, al variar la presión atmosférica, varía también la presión parcial de los gases, en este caso, la del oxígeno que es la que nos interesa. Podemos ver la siguiente tabla de valores, como cambia la presión atmosférica y la presión parcial del oxígeno a diferentes altitudes.


Temperatura


La temperatura también afecta la presión atmosférica, el principio general es que un aumento en la temperatura produce un aumento en la presión atmosférica. Inversamente, una disminución en la temperatura, traerá consigo una disminución en la presión atmosférica. Los estudios confirman, que en promedio, a medida que ascendemos sobre el nivel del mar, la temperatura disminuye a un ritmo de unos 0.65º C por cada 100 m de elevación. La causa principal de este fenómeno, conocido como gradiente vertical de temperatura, es la superficie terrestre, que actúa como una placa calorífica, transmitiendo el calor a la capa de aire más cercana a ella. Así, cuanto más lejos esté una capa de aire de dicha superficie, más fría estará. (en ocasiones se da un aumento de temperatura con la altura, fenómeno que se conoce como inversión térmica).



Mal Agudo de Montaña (MAM) o Mal de Altura


Un ascenso rápido o una mala aclimatación a la altitud, favorecen su aparición. Suele aparecer generalmente a partir de los 2,500 a 3,000 metros de altura (dependiendo de cada persona). A estas alturas, debido a la menor presión atmosférica, nuestro organismo tiene más problemas para disponer de oxígeno como lo haría a altitudes más bajas. La menor presión hace que cada célula de nuestro organismo tenga grandes dificultades para obtener el oxígeno necesario para su correcto biofuncionamiento. Este proceso se acentúa en la llamada "Zona de Muerte", que se da a partir de los 7,000 a 7,500 msnm, alturas donde al cuerpo le resulta imposible aclimatarse, por lo que se ha de estar el menos tiempo posible para evitar una degradación corporal irreversible.

Síntomas


La aparición de un cuadro de MAM, se encuentra directamente relacionada con la velocidad de ascenso y la altitud a la que nos encontremos. Los síntomas suelen manifestarse al cabo de pocas horas del ascenso y a menudo comprende dolor de cabeza y uno o más de los síntomas citados a continuación:


  • Sensación de estar a punto de desmayarse.

  • Pérdida del apetito.

  • Náuseas.

  • Vómitos.

  • Cansancio más de la habitual.

  • Debilidad

  • Irritabilidad.


Los síntomas suelen durar de 24 a 48 horas. Ocasionalmente, el mal agudo de montaña puede progresar hacia un tipo más grave de mal de altura, denominado edema cerebral de altura.

La prevención es la mejor manera de luchar contra él. De nada sirve una buena preparación física si realizamos ascensos vertiginosos. Lo recomendable es hacer una buena aclimatación, durmiendo a alturas inferiores a las que se estuvo durante el día, progresar de forma escalonada y en zig zag, el caminar suave, una correcta hidratación (beber entre 4 a 5 litros de líquido diarios), e ingerir una dieta rica en hidratos de carbono, y aunque el MAM, se puede presentar cuando menos lo esperemos, estos consejos pueden ayudar a que éste sea más leve.


Si el mal de altura persiste o empeora, el descenso será la mejor solución.


Los 4 factores críticos que aumentan el riesgo de padecer el Mal Agudo de Montaña son: Falta de humedad ambiental, nos produce sequedad de la piel y las mucosas, de esta forma se nos seca la nariz y nos cuesta llevar una respiración fluida durante la noche. Asimismo esta falta de humedad, hace que nuestra cadencia respiratoria sea mucho más elevada, que junto con el esfuerzo que hace que perdamos gran cantidad de agua corporal produce una hemoconcentración que nos espesa la sangre y el resto de fluidos, con lo que aumenta el esfuerzo que ha de realizar nuestro corazón para bombear una sangre mucho más densa.


La menor concentración de oxígeno, hace que los tejidos corporales no reciban una oxigenación correcta. Nuestro organismo lo intentará suplir con un incremento de la frecuencia cardiáca y respiratoria, aumentando también la producción de glóbulos rojos. Todo ello es debido a la altura, en las altas alturas la presión atmosférica es mucho menor que a nivel del mar. por ejemplo, a 3,000 msnm la cantidad de oxígeno en la atmósfera ha disminuido en un 30% y a los 5,000 msnm es de la mitad. Nuestro organismo intentará luchar contra estos síntomas, pero en la mayoría de los casos será inevitable la aparición de alteraciones como el insomnio, dolor de cabeza, malestar general.


El frío es otro factor que combinado con la fatiga y el desgaste físico puede jugarnos una mala pasada. Nuestro organismo está preparado para salvaguardar las partes vitales y por ello en ocasiones y debido al frío, puede dejar de suministrar riego sanguíneo a nuestras extremidades para evitar la pérdida de calor. Las partes más expuestas serán los pies, manos, orejas y nariz. Es importante llevar un buen equipo para combatirlo.


La radiación solar puede provocarnos conjuntivitis, que en ocasiones puede ser muy molesta. La falta de humedad que hemos comentado anteriormente, unida a las radiaciones ultravioletas son los factores desencadenantes.


Te invitamos a que tengas presente el siguiente cuadro para evaluar el nivel de gravidez que se tiene al presentar algunos de los síntomas del MAM y como combatirlos




Tus amigos de


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